domingo, 16 de noviembre de 2008

Un Infrarrealista en la ciudad de la mierda (Testimonio de S.D.M. Curador de arte)

Ilustración de S.D.M. Carboncillo y tinta, cedida para el blog del Grado Cero

Yo estuve en la secta de Papasquiaro antes de que lo asesinaran y esa mierda de la literatura me tenía sin cuidado. José Alfredo (Papasquiaro) estaba molesto conmigo porque me había venido para Honduras sin darles explicaciones. Bolaño estaba en España ya y se dedicaba a la edición de su trabajo. Los únicos que nos llevábamos eran José Alfredo (Papasquiaro), que se empijaba porque yo no le decía Mario, y yo. En varias ocasiones la gente de ese pueblo mierda donde estábamos nos quiso linchar sólo porque fumábamos mota detrás de un garaje viejo. José Alfredo (Papasquiaro) me había enseñado como quebrarle los vidrios a los coches con la verga bien parada. Yo no me fijaba en los detalles de ese hábito vulgar. Estando bien jalados nos metimos en el garaje donde se guardaban los autos de carrera, unos carritos deportivos descapotados. La contemplación era dichosa, todo estaba en calma…

-Ora carnal, muérase dándole vergazos a esos cochecitos hasta dejarlos como mole de aguacate. Éntrele.

Me saqué la verga y estuve aporreando el vidrio y los parachoques de más o menos siete carritos pintosos hasta dejarlos bien aplastados. Eso fue todo. Nos echamos otro puro y luego salimos a la calle. Caminamos sin piedad con las manos en las bolsas. Él hablando de sus revoluciones esenciales y yo callado. Poseía al menos esa virtud de hablar pendejadas con un maravilloso sentido de belleza que a mí, para ser honesto, me parecían puras burradas, loqueras de la mota. Los poetas en todas partes son los mismos, tienen las mismas aberraciones. Pero José Alfredo (Papasquiaro) a veces me convencía de su fe en la poesía. Hay que estar con el maestro, me decía, en el palacio de las libaciones. –Ya venís vos con tus cabronadas, le decía yo. Las tortas de anís, me decía, son las que sostienen toda esta porquería y nadie lo merece. La crueldad, el saqueo, las jardineras, la inefable mierda. Vos parecés pendejo, le decía yo, dejá esa tontera de la poesía, esa pendejada te va a matar si no te mata la marihuana y el trago.
-¿Qué sentido tiene esto? ¿Randon House? ¿Mondadori? ¿Los libros? ¿Los poemas? ¿El berrido de los poetas? ¿El agua en oriente? ¿La luz en la retina?...

-Pues nada tiene sentido si no tenés pisto en las bolsas. ¿Acabado qué putas tiene sentido? Sólo la mota. Las mujeres saben más que vos, fijate. Vos sos el que parecés pendejo ahí, concentrado en esa mierda.

Cuando me vine de regreso a Honduras no les dije ni pija, ni me despedí, quizás eso fue lo que maleó al cabrón porque cuando regresé sólo me dijo que por qué putas me había ido…que u la lá… Yo sentía un poquito de vergüenza porque le había robado como diez libros sobre arte, de cerámica principalmente, pero el cabrón estaba tranquilo.

Yo conocí bien en el pedo que andaba José Alfredo con Roberto Bolaño. Anduve con ellos pijineando en el D.F. Lo que me interesaban eran las conversaciones sobre arte, pero no era siempre que hablábamos de eso…Era como aquí, con el vergueo que se tienen ustedes con esa pendejada de los Poetas del Grado Cero, que tienen más de cero que de poetas porque yo no les miro nada. Como a José Alfredo (Papasquiaro) yo no le miraba nada, las puras loqueras de la mota, pero miralo ahora…un montón de pendejos se llenan la jeta que Papasquiaro aquí, que Papasquiaro allá…y de arte no saben ni mierda, mucho menos de poesía….locos es que están todos como esta ciudad de mierda…porque aquí sólo mierda hay hasta para tirar para arriba ¿No creés?...

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