domingo, 13 de diciembre de 2009

El dictador enfermo (Parte 2)

Por Ernesto Martínez

La revolución, las clases sociales, las guerras, el poder, el reino caído, la cultura, la civilización, el desplazamiento de las razas, la locura, la historia de cualquier pueblo, la historia universal, el barco a la deriva, el sobrante de todos los pensamientos, el viaje hacia los límites, la carencia de propósito, el viaje en el sueño, una postal familiar, una idea vaga colada en medio de la conversación: El manicomio. Todo está claro, dijo el dictador para sí mismo, sentado en lo que desde hacía poco tiempo llamaba “el trono”.

Mientras enrollaba el listón de papel blanco en su mano y se incorporaba para pasárselo por el trasero, musitaba en voz baja. La locura, dijo. El sueño es el peligro. Si un día sueñan juntos, a estar locos de verdad, vendrán por mí como langostas. Un enjambre de langostas, dijo, mientras corría la cortina de la ventana que daba a la calle. La locura es lo más serio, volvió a exclamar en voz baja, y se desplomó exhausto. Jamás había pensado tanto en tan poco tiempo.