martes, 25 de mayo de 2010

Gualberto Posadas acusado de plagiar emblemático texto de J. Martínez

Escritor Gualberto Posadas, captado por la lente de J.G. Torres Mendieta, en un puesto de mercado en La Esperanza, Intibucá, Honduras, C.A.
Luego de la irrupción, en el blog Pregúntale al polvo (corraldelocos.blogspot.com), de un hipotético autor llamado Gualberto Posadas “nacido en San Pedro Sula, en 1948, maestro de profesión, escritor por vocación y presunto autor de 25 novelas”; el escritor Jorge Martínez -luego de leer el primer capítulo de la novela El negro que sabía demasiado- acaba de denunciar, en un texto cuyo acento post-estructuralista y derridiano es evidente, el plagio a uno de sus textos más emblemáticos, publicado en su poemario Papiro y dedicado a Geovanny Gómez.
El planteamiento de Martínez coincide con la publicación, aunque después fuera suprimido por el moderador de Pregúntale al polvo, de un comentario en el que un anónimo exégeta revelaba, mutatis mutandis, que el seudónimo de Posadas era “Pepita” (no sabemos si por la novela de Valera), y que su “obsesión” con Batey (el negro que sabía demasiado) ya había sido aireada en otros textos “igualmente impúdicos”. Lo cierto es que se desconocen las razones que motivaron la supresión del comentario, cuya autoría era apenas entrevista, aunque frases y alusiones crípticas revelaban a un impostado mentor cuya vida profesional discurre entre las instituciones educativas del downtown citadino.
En cuanto al texto-denuncia de Martínez, habría que advertir que su estatuto semiótico enfatizaba la presencia de “vasos comunicantes” entre ciertos pasajes de El negro que sabía demasiado con versos fundacionales de su poemario, entre los que enumera algunos: “la sombra fresca del hombre que yace”, “el delictivo deleite” y “el martillo incesante que horada la carne”.
Lamentablemente, no se pueden aportar mayores precisiones, luego que Martínez decidiera retirar su texto del blog de Los poetas del grado cero, tras recibir amenazas de supuestos seguidores de Posadas, quienes se rehúsan a aceptar tales connotaciones, pese a que varios teóricos han planteado en la blogósfera que, superando timideces aldeanas, la relación entre Batey y el comisario Antúnez podría parangonarse a la que, en su momento, vivieron con notable intensidad Verlaine y Rimbaud, sólo que en el caso que nos ocupa la situación se enrarece tras la aparición de un tercero en discordia (el mentor resabido). Aunque otros críticos, más atrevidamente visionarios, plantean la posibilidad de un roman a clef que implicaría a Gualberto (quienquiera que éste sea en realidad), a Batey (quien sería el blogger), y el mentor resabido, quien cerraría la triple pinza de este singular tinglado.