martes, 21 de febrero de 2017

"Permiso para matar"








Por Julio Escoto



“Es obvio y visible: el Partido Nacional no está dispuesto a entregar el poder en 2018, sus actuales dueños van a jugarse las cartas en noviembre y de allí la urgencia, casi desesperación, de que sean aprobadas ciertas reformas al Código Penal, particularmente la figura jurídica del terrorista, nueva acá, y la inaudita, insólita pretensión, solo vista en países con corte tiránico y autoritario, de prejuzgar la intención de un policía, agente o soldado cuando dispara a alguien y lo mata. No basta la vergüenza de que a los comicios nacionales se les identifique en el exterior con el título en mofa de “elecciones estilo Honduras”, o que seamos la “república bananera” por antonomasia, sino que ahora vamos además a consagrar la “justicia estilo Honduras”, humillante baldón.

Es el cierre o amarre de la soga, pues hay un plan. Tras que el Presidente decidiera transgredir la Constitución de la República haciéndola interpretar por un órgano de Estado no consagrado para ello, más bien cometiendo delito, se puso el proyecto en marcha: la captura y dominio de todos los entes y órganos posibles de coerción y represión, desde la Corte Suprema de Justicia a las Fuerzas Armadas, pasando por el tribunal de elecciones, para luego perfeccionar el esquema: en caso de que el fraude previsto y estructurado sea excesivamente visible y desencadene reacciones de protesta y violencia tras los comicios de noviembre, para ello estarán encordados abundantes batallones de Policía Militar ––a la que para tal se quiso constitucionalizar–– y la figuración de nuevas sanciones y penas a las que, por apariencia, se las dirige contra la delincuencia común, pero que pueden ser también perfectamente aplicadas a la insubordinación política, un derecho que otorga al ciudadano la misma Constitución en el caso de sistemas despóticos o huidos de ley, como el presente.

Y no se alegue que el pataleo es legal pues para convertir a una manifestación pacífica en terrorista bastará mañana introducir entre sus filas a unos cuantos provocadores que apedreen vitrinas y quemen autos, con lo que toda oposición quedará no solo inhabilitada sino prisionera por lustros y por ende borrada de circulación.

Ningún otro país centroamericano exhibe una ley “antiterrorista” similar, ni la limitada Nicaragua donde las pandillas son combatidas con recursos educativos, no coercitivos. EUA jamás ha legislado que a un mitin callejero, ninguno, lo tipifiquen terrorista sino que diferencia quirúrgicamente entre delito común y delito político, evitando confundir ambos.

¿Los siguientes pasos para declararnos nación hitleriana serán amputación, destierro y pena capital, conforme la pauta cariísta de 1945?… Honduras va siendo deslizada hacia el Estado militarista y policiaco, donde el ciudadano será víctima inevitable de las instituciones que creó o está a punto de crear. Cierta élite viciada se hizo dueña del Estado y sus bienes y el resultado no puede ser sino excluyente para la sociedad.

Para los nacionalistas es vital, de sobrevivencia, retener el poder, no importan los costos humano y de sangre, ya que las tropelías administrativas, actos de corrupción y entreguismo patrimonial que han protagonizado los llevaría ipso facto, en un gobierno libre, a la cárcel. Y de allí que sigan su plan, el de resistir cualquier vía democrática que modifique su statu quo y que es consentido hipócritamente por gobiernos ajenos, organismos internacionales y la propia Maccih, aunque disimulen.

Si para calzarnos la bota encima es necesaria la dictadura, les va bien. Noviembre pinta, pues, lunas de sangre. Heil dem Führer!…”

domingo, 12 de febrero de 2017

REALIZARÁN CONVERSATORIO SOBRE LA LECTURA EN EL CENTRO CULTURAL DE ESPAÑA EN TEGUCIGALPA








JK Editores, en coordinación con el Centro Cultural de España en Tegucigalpa (CCET) realizarán el martes 21 de febrero el conversatorio LA LECTURA: NOCIONES CONCEPTUALES, FACTORES CLAVE EN SU APRENDIZAJE EFECTIVO Y ACCESO EN EL PAÍS A LOS MATERIALES DE LECTURA DE CALIDAD.

Participarán el Profesor José Benito Martínez, la Profesora Ligia Aguilar Domínguez, y los escritores Kalton Harol Bruhl y Jorge Martínez Mejía.

El objetivo del evento es estimular el debate sobre la lectura en el país.  Se realizará en el CCET (Centro Cultural de España en Tegucigalpa) contiguo al redondel de los artesanos a partir de las seis de la tarde. 

La entrada es gratuita. El evento promete estimular la discusión y el debate sobre uno de los temas estratégicos como contribución al mejoramiento educativo en el país.


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José Benito Martínez es profesor de Lengua y Literatura en el Departamento de Letras y Lenguas de la Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán (UPNFM), donde coordina la Unidad Externa de Medición de la Calidad de la Educación (UMCE). Ha realizado estudios de Lengua y Literatura, Comunicación y Educación, Formación Pedagógica para la Educación Superior, Tecnologías aplicadas a la Educación, entre otros. Cuenta con experiencia en el campo de la formación de docentes y en la producción de materiales educativos para la enseñanza del español. 

Ligia Aguilar Domínguez es Sub Directora y Gerente Técnica del Proyecto EDUCACCIÓN que trabaja en 120 municipios de Honduras. El proyecto está diseñado para contribuir a la consecución de los objetivos de la Estrategia para la reducción de la pobreza (ERP) a través de la participación directa de las comunidades educativas. Ha ejercido como Profesora Adjunta del Programa de Posgrado en Gestión de la Educación y Enseñanza del Inglés como Lengua Extranjera. Cursos impartidos: Investigación Métodos Educativos, Calidad de Sistemas Educativos, Enseñanza de la Redacción. Sus valiosos hallazgos sobre el acceso a materiales de lectura de calidad en el país son muy relevantes. 

Kalton Harol Bruhl (Tegucigalpa, 1976) es Premio Nacional de Literatura “Ramón Rosa”, 2015 y Miembro de la Academia Hondureña de la Lengua. Ha publicado los libros de relatos: El Último Vagón (Ediciones Irreverentes, España, 2013); Un Nombre para el olvido (Editorial Perseo, 2014). La Dama en el Café y otros Misterios (Editorial Perseo, 2014). Donde le dije adiós (Editorial Perseo, 2014), Sin vuelta atrás (Editorial Perseo, 2015). La novela La mente dividida (Ediciones Irreverentes, España, 2014). Sus obras han sido parcialmente traducidas al alemán y francés y aparecen en más de sesenta antologías publicadas en los últimos cinco años en distintas editoriales de España, Argentina, México y Estados Unidos. Ha recibido múltiples premios internacionales de literatura y figura entre los escritores más reconocidos de Honduras en el extranjero. Miembro del Colectivo JK Editores.

Jorge Martínez Mejía (Las Vegas Santa Bárbara, 1964). Escritor, poeta, ensayista y analista social. Es instructor de escritura creativa. Se ha desempeñado como especialista literario en procesos de capacitación docente sobre la lectura creativa y la creación literaria. Ha dirigido diferentes talleres de lectura, Arte y Literatura. Es fundador del Movimiento Literario Poetas del Grado Cero. Coordinó la producción de 43 libros de literatura infantil en diferentes departamentos del país y con distintas poblaciones culturales con el Proyecto EDUCACCIÓN. Es Editor Literario y asesor editorial. Ha publicado los libros Papiro (2004), Las causas Perdidas (2010), Esto es la mara, jomitos (2015). Miembro del Colectivo JK Editores. 


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JK EDITORES es un proyecto cultural y educativo que funciona como un colectivo voluntario con dos áreas de actuación plenamente integradas: la labor editorial, dedicadas a la elaboración de contenidos y servicios educativos, publicaciones de literatura, literatura infantil y juvenil, y la labor social que consiste en contribuir a mejorar la calidad de la educación mediante un apoyo directo a la docencia y la cultura, a través de la organización de conferencias, talleres, conversatorios, recitales y otros eventos alternativos, en coordinación con otras organizaciones e instituciones, orientados al fortalecimiento de la lectura en la población infantil y juvenil.





miércoles, 1 de febrero de 2017

ROLES DE GÉNERO EN LA MARA: La mujer como objeto masculinizado

Imagen tomada de Diario Tiempo Digital: Escapar de la violencia hacia más violencia: Cómo es la vida de las mujeres en la mara.





Por Jorge Martínez Mejía


El presente trabajo es parte de los apuntes del proceso de mi participación en el Grupo de Trabajo sobre Maras  y Pandillas, un espacio promovido por la Fundación Friedrich Ebert en Honduras para el análisis y abordaje de esta temática desde una visión progresista y respetuosa de los Derechos Humanos.

El presente texto lo preparé como un posicionamiento en ocasión de la presentación del texto presentado por Oscar Estrada sobre las mujeres en las maras en Honduras: Cambios en la Sombra: Mujeres, Maras y Pandillas ante la represión.


(Antes de comenzar la lectura, es preciso advertir que se sostiene en los fundamentos de Michel Foucault, la biopolítica como tecnología de gobierno, y los estudios de Santiago Castro-Gómez).


Siempre se ha observado que en nuestra sociedad capitalista, uno de los rasgos iniciales de la modernidad relacionados con la mujer, consiste en la androgenización o masculinización. Ejemplos evidentes, el uso del pelo corto, de pantalones, el desenfado y funcionamiento en roles tradicionalmente masculinos; en fin, una multiplicidad de representaciones masculinas como una necesidad de integración de la mujer al mundo de la modernidad capitalista de comienzos del siglo XX.

Es necesario observar que la lógica del poder tradicionalmente se ha percibido de una manera jerárquica. Yo sigo pensando que la estructura jerárquica del poder en la mara es una representación fidedigna a la estructura  jerárquica del poder colonial, pero que debe ser estudiado en más detalle.

También, siguiendo a Michel Foucault, considero que las técnicas de gobierno capitalista  no se encuentran en las instituciones del Estado, ni en el Congreso, ni en la Corte Suprema, ni en el Ejecutivo, el verdadero gobierno se ejerce en el crimen de la calle, en la desinformación de los medios, en las iglesias y en universidades. Que estas técnicas de gobierno capitalista, con toda su retórica de la modernidad, cruzan a todas las estructuras sociales y las habitan, logrando reproducir patrones idénticos al patrón colonial impuesto desde la colonia (entiéndase choque de civilizaciones a partir de 1492).

La masculinización de la mujer en la mara, sin embargo, construida sobre la base de la aceptación de pertenencia al grupo, y representada en el ritual de iniciación de doble opción: paliza o sexo colectivo, no tiene la intención de humillar o degradar a la condición de objeto per se. Sino que se orienta hacia la integración para la seguridad del colectivo. El quiebre o la fractura se da en la “elección” que hace la mujer en la preferencia de la golpiza o de sexo colectivo.

En los dos casos, es la aceptación del sacrificio como intención de pertenencia lo que constituye el poder en la mara.

En la mara, la fuerza no se encuentra en un punto jerárquicamente superior, es independiente a la estructura de mando; se encuentra en cualquier punto heterárquico (Es preciso visualizar la diferencia entre fuerza y estructura de mando).

Soportar la paliza o el sexo con el colectivo significa la selección de una mujer nuevo miembro, fuerte, capaz de resistir cualquier sacrificio por el bien del colectivo. Sin embargo, la elección de sexo con el colectivo, afianza o remarca la condición femenina, inestable como característica del varón en la mara.

La producción de castigo violento, quitar o perdonar las vidas, es un rasgo de la autoridad del soberano (véase al monarca como representación del poder colonial) o del señor feudal. Este rasgo se observa como característica retrógrada en la mara, también como una señal de autoridad. Sin embargo, infligir dolor en el ritual de iniciación es una probada de la forma de sujeción al interior del colectivo. La lealtad o fidelidad al colectivo se define en este contrato inicial. Al aceptar la condición de súbdito o miembro supeditado al colectivo, los cuerpos de los mareros, todos por igual, aportan en la construcción del poder unitario de la mara.

El rol de la mujer, entonces, será en primera instancia similar al de los demás, estar al servicio del poder colectivo. No obstante, sus características normales de feminidad serán utilizadas como atributos de camuflaje en la sociedad en general o en las tareas específicas que se le encomienden.

Es indudable que los mejores individuos miembros de la mara serán aquellos que manifiesten mayor ferocidad contra los adversarios territoriales. Los que se saben defender y son capaces de matar a los otros, los que son capaces de mostrarse más violentos frente a la población rival que representa mayor peligro para la raza, para la mara.

Todo este imaginario propio del más profundo racismo colonial, se sostiene en que la muerte del adversario significa el fortalecimiento del colectivo.

Hacia adentro del territorio propio de la mara, en su subjetividad sostenida en este crudo pensamiento colonial, la mujer que acepta el sexo con el colectivo, se centra en sus rasgos femeninos, rechazados de manera natural por el colectivo, pues a mayor femineidad, menor masculinidad, es decir, potencial de fuerza. Sin embargo, la mujer que acepta la paliza será vista con menores rasgos de femineidad, y por lo tanto, mayores rasgos de masculinidad, su aceptación es más conveniente y su imagen frente al colectivo mejor posicionada.

El comportamiento de sacrificio es el mismo, la diferencia es la matriz colonial que excluye lo femenino por considerarlo débil frente a lo masculino.

Cualquier similitud con la sociedad en general y las luchas de las mujeres que no piensan perder su femineidad a costa de su derecho a ser sujeto de sí misma ante la fuerza de una sociedad patriarcal, machista y capitalista, es pura coincidencia.



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