sábado, 9 de febrero de 2008

¿Sueña Fabricio con ser un replicante?

¿Yo Paíspoesible? ¡Ni loco! No me imagino, en primer lugar, llamándoles solemnemente “poetas” a mis amigos al tiempo que nos fundimos en uno de esos abrazos de hermanos dispuestos a cambiar el mundo con nuestra solidaridad. No puedo imaginarme tampoco escribiendo cada noche los versos humanísimos que habré de leer la mañana siguiente en un parque, un mercado, un colegio o una prisión para rescatar almas perdidas y afiliarlas a un supuesto ideal que todo lo cree posible. No, definitivamente no puedo imaginarme siquiera cómplice de alguna de las bufonadas de Paíspoesible.
La verdad es que me aburre pensarme poeta, pensar que la poesía –acaso muerta ya- es un arma obsoleta cargada de futuro, pensarme “pugnando con esternón y estilete”, pensar que todos los que están a mi alrededor son mis hermanos, que formo parte de un movimiento que representa la esperanza del mundo.
“He visto cosas que ningún ser humano ha visto”, dice el último de los replicantes en la memorable escena de Blade Runner, y algo parecido se le oye balbucear a Fabricio Estrada en su manifiesto cuando dice: “nosotros hemos visto el atorrante mundo del video clip y su hardcore”. Ahora sí que logro imaginar algo: a Fabricio y algunos de sus hermanos impoesibles con una paloma descendiendo a sus cabezas, mientras en el fondo un unicornio atraviesa quizá un arcoiris. ¿Qué hermoso, no creen?
Gracias, Fabricio, pero no, yo no soy Paíspoesible. Ni lo quiera Dios! Esa “poética” de ustedes, mitad Philip K. Dick y mitad Marinetti, que proclama que “no hay que seguir imaginando al nuevo ser humano desde la teoría del arte y su estética”, no va conmigo. Creo, Fabricio, que definitivamente no se puede imaginar “desde la teoría del arte y su estética” ninguna otra cosa que no sea a un artista, porque si quisiéramos imaginarnos a un ser humano, bastaría con la “teoría del abrazo y la palmadita en la espalda”, y ya sabemos que para esto no se necesita escribir un tan solo poema. Conozco muchos seres humanos que no escriben versitos para demostrar alguna cara de su humanismo.
Cómo voy yo a identificarme con eso de la “carcajada agónica que apenas se contiene” cuando la frase misma entraña una contradicción: ¿una carcajada que está muriendo pero que apenas se contiene? ¿Cómo entender semejante paradoja? O con aquella otra barbaridad de que Tegucigalpa es el ombligo de Honduras, cuando bien sabemos que es Olanchito (según declaraciones de Mando García), y cuando habría que decir más bien que Tegucigalpa es el hoyo de Honduras, el enorme agujero en cuyo fondo yacen el nombre de la patria y sus hundidos últimos patriotas.
Gracias, Fabricio, pero no, yo no soy Paíspoesible. Que se borre mi nombre de esa lista.

Giovanni Rodríguez