miércoles, 15 de octubre de 2008

¿Por qué tanta presunción?

Foto: Pedro Martínez A.


El agua reina. Alrededor de esta casa, una calle se hizo laguna. En la esquina, en el remanso en el que se juntan los desperdicios, un perro muerto, azul de tanta agua, se desliza rozando la hierba, más leve y fabuloso que aquel poema de Baudelaire en el que París se moría en su hedor de urbe. Más religiosos que una mantis en su mortal amor, los buitres han bajado con su piel tímida para mostrarme que ningún color es más profundo. Bajo sus patas el agua es un manso camino, único para ellos en su viaje amable. Todas las personalidades, todos los carácteres, todos los hombres, todos los estilos literarios y la crítica, y la narrativa y la poesía misma; todo, en un segundo, fue similar al picotazo, al tripón verde que quedó atrás apenas para preguntarse ¿Por qué tanta presunción?