jueves, 16 de octubre de 2008

Un poema de Karen Valladares

Foto: Igor Amélkovich


Yo ya fui



Yo ya fui.
Ya soy.
Ya seré lo que sea en cualquier momento.
Y no digo de mi vida porque ya no sé si me pertenece…

Ya fui niña.

Fui niña y jugué con muñecas de moda

y con muñecas pasadas de moda.
Jugué landa caliente, chimiricuarta, escondite,

y todos los juegos posibles que me hacían olvidar por momentos eternos que algún día tendría que crecer y convertirme en adulto y estudiar.

Hoy ya soy adulto.

He tenido novios, amoríos, orgasmos.
Y eso sí, no sé cuántos.
He tenido que despertarme temprano, casi de madrugada durante años.

Yo ya soy la niña crecida, la mujer con pechos y piernas flacas.

La que busca trabajo por ratos para no ser mantenida.
La que escribe algo similar a la poesía,
porque desconoce cien por cierto la poesía,
pero escribe.
Escribe sobre los crepúsculos,
sobre la soledad que viste sus ojos,
sobre el hombre que le hace el amor,
el hombre que se la coge.

De la rutina aburrida de su vida,
de las tontas y absurdas historias de los taxistas
como si me importaran.

Yo ya fui niña.
Ya crecí.
Ya seré lo que todos quieren que sea,
pero díganme rápido qué quieren,
porque pasa el tiempo como viento y ni se siente.

Pasa el tiempo y aumentan los años
y todavía tengo rasgos de niña,
y de mujer
y de lo que posiblemente algún día sea.