martes, 11 de noviembre de 2008

La fealdad

Antony Micalle








Por consiguiente, no sólo tenemos que vigilar a los poetas y obligarles o a representar en sus obras modelos de buen carácter o a no divulgarlas entre nosotros, sino también hay que ejercer inspección sobre los demás artistas e impedirles que copien la maldad, intemperancia, vileza o fealdad en sus imitaciones de seres vivos o en las edificaciones o en cualquier otro objeto de su arte; y al que no sea capaz de ello no se le dejará producir entre nosotros, para que no crezcan nuestros guardianes rodeados de imágenes de vicio [...] ¿Y no será la persona debidamente educada en este aspecto [la música] quien con más claridad perciba las deficiencias o defectos en la confección o naturaleza de un objeto y a quien más, y con razón, le desagradan tales deformidades, mientras, en cambio, sabrá alabar lo bueno, recibirlo con gozo [...]; rechazará, también con motivos, y odiará lo feo ya desde niño, antes aún de ser capaz de razonar (400e-402a).
Platón (La República)

La fealdad no causa dolor ni ruina [...]. La máscara griega es algo feo y [...] sin dolor. La fealdad es una forma más de belleza.

Aristóteles

El rey que veneramos careció de hermosura en su aspecto.

San Justino

La carne es, sencillamente, fealdad.

Orígenes


Aquello que no es natural ha de ser forzosamente feo.

Tertuliano

La relación entre lo normal y lo monstruoso puede invertirse en función del espectador. Aspecto éste más que dudoso, porque lo feo es sinónimo de repelente, horrendo, asqueroso, desagradable, grotesco, abominable, odioso, indecente, inmundo, sucio, obsceno, horripilante, enojoso, indecente, deforme o desfigurado. Y todo ello no es tan fácil de cambiar ni en lo personal ni en el imaginario colectivo.

Humberto Eco


(Colaboración de Karen Valladares)