miércoles, 18 de noviembre de 2009

Poetas del Grado Cero a dos años del Manifiesto


Fragmento del manifiesto Torre Trunca


Por Jorge Martínez Mejía



La poesía sonreía con su dentadura diciendo "Ohhh, Ohhh, bonito juego el de sus aretes y su peineta...Le importaría darme la receta o alcanzarme una copa de Tom Collins?...Luego llevaba un dedo a los labios y tomaba su vino barato...

Pobre puta fascinada con los rizos...

En otro lugar, los Poetas del Grado Cero cavaban una fosa para enterrarla con todo y su larga pata de perra.

III

El encorvado diente de Satán tuvo su brillo una tarde en que Charles Baudelaire cantó una oda a Caín...padre de los hijos malditos de Dios...

IV

Ponte firme, coloca tu trasero en la pared de los edificios y no oses ceder un minuto a la usura...Todos los hombres piensan al doblar una esquina, pero olvidan hacia donde los empuja su silencio...no digas nada inútil, ni trates de seducir a nadie que no te lo pida...Esta noche es corta para los imbéciles, y muy larga para los que conocieron su obra.

V

¿Para qué sacrificar tu vida por un sistema que sólo se satisface a sí mismo? Ninguna recompensa te espera al final del día...nadie puede vivir bien, ninguna vida es posible después que te han cercenado el espíritu. El tuyo debes recuperarlo y nadie te acompaña en el viaje.


VI

En realidad, tomaremos posesión de este país y administraremos los boletos de la entrada al espectáculo. Adentro no hay un decálogo, ni jefes de destacamento, la inmensa mayoría de los poetas del grado cero renacen sin idea de la secta y sin consigna. Se levantan directo a la cerveza, se ponen a escribir en su libreta rectangular y vuelven a echarse. Son Dionisos sin Dionisos, Baco sin Baco, samurái latinos, asesinos de la noche. Al final, quien barre las colillas es la jefa, el monstruo de mil patas llamado poesía.