sábado, 24 de septiembre de 2011

La presencia de Mayra Oyuela en Rosario, Argentina; y María Eugenia en Guadalajara, México




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Por Jorge Martínez Mejía

 
No es un azar, es el reconocimiento al trabajo persistente de las mujeres hondureñas en el campo de las letras. María Eugenia Ramos, desde siempre ha mostrado una actitud y una concentración madura en su trabajo literario, desde sus comienzos hasta la publicación de Porque ningún sol es el último. También mantuvo en reserva durante buen tiempo Una cierta nostalgia, su propuesta narrativa. En ambos casos, la crítica nacional le obsequió los mejores comentarios, aunque su obra no ha sido del todo valorada y a regañadientes se conoce su trabajo con pocos estudios críticos. En sus dos textos, María Eugenia muestra no sólo un claro dominio del oficio literario, sino una visión pocas veces vista en las mujeres literato del país, por lo que su obra constituye piezas claves de las propuestas literarias hechas por mujeres en Honduras y Centroamérica. Ahora, su presencia en Guadalajara en la Feria Internacional del Libro destapa uno de los "secretos mejor guardados" de la literatura hondureña y nos honra porque su valoración deviene en el reconocimiento de una importante labor literaria que en Honduras se ha estado realizando de manera casi anónima, en una intimidad que más bien huele a timidez, y a una "secretividad" que no es otra cosa que abandono.

La presencia de Mayra Oyuela en Argentina, en el XIX Festival Internacional de Poesía de Rosario,  también es el resultado de una labor paciente de construcción de una obra que es muy poco conocida en el país, y que no sólo se trata de versos, sino de gestión, de experimentación y producción de nuevas propuestas que implican la exposición tanto en la lucha popular y en el arte, como la formulación de una obra que evade el artificio insulso y se esfuerza por ganar en honestidad y franqueza (me refiero a Escribiéndole una casa al barco), a parte de sus últimos trabajos poéticos no publicados todavía.

Estas dos bellas mujeres han salido estos días por su propio mérito, y a su retorno, nuestra literatura habrá ganado un crédito que merece el reconocimiento de todos, aunque nos duela no haberlas acompañado.

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