miércoles, 1 de mayo de 2013

Barcos sobre el agua natal: nueva mirada sobre la poesía hispanoamericana contemporánea




Un verso de Pizarnik nos sirve de umbral para el disfrute de una nueva antología, coeditada en España y México por Literal y Ediciones Leteo. La difícil tarea de llevar a cabo una muestra de similares características se afronta por los antologadores, Jocelyn Pantoja (México, 1978) y Rafael Saravia (España, 1978), de una manera muy acertada, intentando integrar las distintas tendencias y sensibilidades de una creación tan atomizada como la que se produce desde el 2000. La misma contraportada nos avisa de esta original atomización: “No se apela a ningún tipo de criterio de claridad y distinción cartesiano, mucho menos, a determinadas creencias verdaderas y justificadas, al mismo tiempo que ciertas taxonomizaciones son devastadas”.

Esa resistencia a la clasificación, a la identificación o como grupúsculo es uno de los mayores aciertos de quienes recopilan y también de los poetas incluidos, ya que explicita bien la pluralidad de las propuestas de tan diversos orígenes unidos por esa materia común que es la lengua. La materia es, pues, el vínculo de unidad y el mimbre de la antología y sobre ella se traman las distintas variantes, tan expresivas y plurisignificantes que muestran un índice de lo vivo del idioma, lengua de nómadas para cercar a la poesía. En estos tiempos “saturados de parásitos sin dignidad”, como diría Franco Battiato, una antología así nos da espacio para la esperanza, para pensar, más que nunca, que la creación en español es un valor en alza, un excelente muestrario de lo que los ciudadanos, al margen de las instituciones, saben hacer. Y es que esta antología parte precisamente de la iniciativa de los antologadores, que llevan dinamizando la cultura de sus respectivos países de una manera independiente y resistente desde hace ya tiempo. Tal vez esa independencia sea la que posibilite una muestra de calidad que cuenta con nombres de relevancia como Óscar Curieses, Julieta Valero, Alan Mills, Valeria Meiller, Karen Valladares, Legna Rodríguez o Lauren Mendinueta.

Estamos, pues, ante un intento titánico, que por lo mismo resulta atrayente. Esperemos que este tipo de iniciativas sigan adelante. La salud poética así lo exige.
 
 

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